MANIFIESTO FACUNDISTA

Facundo es de la ciudad, pero también del país entero.

Tal como se ve en el número 1, dedicado a La Plata, y en el que estamos presentando, que hace eje en Córdoba, y en el número 3, para el cual viajaremos a Neuquén, estamos haciendo una revista nacional, que mira con gran atención lo que hacen las provincias.

Pero Facundo quiere ser, además de una revista, un proyecto cultural abierto, contenedor y generoso. Estamos cansados de las políticas culturales sectarias, trenceras y ninguneadoras, cansados del amiguismo, la exclusión injustificada y el manejo arbitrario y elitista de los recursos del Estado, que son de todos. Estamos cansados y lo decimos. Lo decimos en voz bien alta. Sabemos que eso no les gusta a muchos que tienen poder y sabemos que tendremos que pagar un precio. Lo pagamos gustosos. También sabemos que lo que nos pasa a nosotros les pasa a muchos. Será, entonces, simple cuestión de juntarnos.

Creemos en los barrios más que en el centro.
En los almacenes de barrio más que en los shoppings.
En las librerías de viejo más que en las cadenas.
Creemos en abrir el juego, no en las elites ni en los cenáculos.
Nos interesa la universidad sólo si la universidad percibe que alrededor suyo late un país. Basta de docentes que conocen mejor a Foucault que a Martínez Estrada, a Bourdieu mejor que a Juanele, a Harold Bloom más que a Scalabrini Ortiz.
Queremos que la Facultad de Letras rosarina deje de ignorar sistemáticamente que en Rosario hay y hubo escritores de proyección nacional y continental. Por suerte, en el último tiempo ha empezado a dar señales de vida.

Creemos que hay que trabajar para cambiar las cosas y que hay que hacerlo durante largo tiempo. Basta de ambiguos, complacientes, híbridos y cómodos. Basta de gente a la que todo le viene bien. En la gran ensalada de la indiferenciación son neutralizados los que valen. Dejemos de ser amigos de todo el mundo. Es hora de enojarse de una vez por todas. Y de entrar en acción.

Facundo no se llama Facundo por el caudillo riojano, como  muchos podrían suponerlo. Facundo se llama Facundo por el poeta rosarino Facundo Marull. Marull estaba lleno de talento y de vida y dejó una obra que, si bien es reducida, irradia y abraza. Marull sabía que iba a morir desconocido y lo dijo en palabras memorables. Lo que acaso no sabía, pero con seguridad intuía, es que su escritura iba a servir como bandera de una aventura rosarina que lleva su nombre.

Aquí estamos y vamos por más.

La redacción de Facundo está abierta, sus páginas quieren crecer y multiplicarse.

Los esperamos.
                                                                                                         

                                                                                                            Rosario, septiembre 2011.




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